LA SOLUCIÓN PARA LA NATURALEZA HUMANA
IRRESPONSABILIDAD, PROCRASTINACIÓN, DESORDEN, DESASEO, FALTA
DE COMPROMISO, DESHONESTO, MENTIROSO.
Ya muchos hemos visto y conocido a aquellas personas que son
un poco desordenadas. No toman un cuidado con las cosas que hacen.
Lleva tiempo enseñándoles y personas que, difícil de enseñar.
Que pasa el tiempo y pareciese que no aprende.
Si tú eres esa persona, tienes que escuchar lo que tengo que
decir a continuación.
Imaginemos un tipo de persona al cual, sabe hacer todas las
cosas correctas, es muy bien educado y tienes valores, valores muy marcados,
hace todas sus cosas con responsabilidad, llega a tiempo.
Sabe bien lo que quiere y sabe cómo conseguirlo.
Es aquella persona que tienes bien definido sus metas, y
cuando se propone conseguir algo lo logra porque tiene responsabilidad, puntualidad,
orden, aseo.
Tiene muchas cualidades.
Entonces ésta persona llega a recibir salvación de parte de Dios,
porque su corazón adecuo para recibir al Señor, y esa persona llega a ser
cristiana.
Ahora veamos otro tipo de persona.
Aquella persona que está desordenada.
No tiene principios, No tiene responsabilidad.
Es una fiel víctima de la procrastinación, deja todo lo deja
para última hora, y en su vida es un desastre.
Esta persona también llega a conocer a Cristo, llega a los
pies del Señor y también recibe salvación.
Ahora hago una pregunta. ¿Cuál de estas dos personas necesita
más del Señor?
Muchos dirán, quién necesita más de Dios es aquella persona
que no tiene valores, aquella persona que es desordenada, no es puntual, lo
tiene responsabilidad, no tiene aseo, no tiene nada de bien para mirarla.
Mientras que esa persona que sí tiene los valores bien
definidos, conoce su meta sabe cómo lograrlo, se puede decir que tiene títulos
académicos.
Aquellas personas no le es tanta la necesidad del Señor como
aquel que es desordenado.
Pues déjame decirte que este juicio no es correcto.
Los dos necesitan igualmente del Señor, te explico por qué.
Porque cuando venimos a Cristo, no es como cuando estamos en
la universidad, en el colegio o en alguna competencia de juegos de sabiduría.
En Cristo no cuenta tanto tu capacidad intelectual, ni su
capacidad moral para conocer al Señor.
El Señor no te mira por tu capacidad moral, eso lo sabemos,
lo tenemos cierto.
Y una vez que venimos a Cristo, nuestra capacidad moral e
intelectual muere, tiene que morir.
Si tú eres una persona que responsable, conoce lo que
quieres, y sabes cómo conseguirlo, tienes que llevar todo a esa capacidad
natural a Cristo, a la cruz de Cristo. Tiene que morir.
Te explico por qué.
Por qué lo que tú vas a impartir desde Cristo en adelante es
vida, no es capacidad intelectual.
Y la vida
solamente es por medio del Espíritu Santo.
Pongamos a un lado aquella persona desordenada y veamos aquel
que es ordenado.
Aquel que es ordenado en sus cosas y viene al Señor, querrá, si
no lleva toda esa capacidad natural a Cristo, querrá que los demás que estén a
su lado en la congregación o el lugar en cualquier lugar de reunión que este
con cristianos, querrá que los demás se adecuen su forma.
querrá que lo demás adopten su forma de orden. Querrá.
Y esto es un defecto, esto no es una cualidad.
Porque las personas han venido a Cristo para ser como Cristo,
porque Pablo dice en la palabra: sed limitadores de mí como yo de Cristo. Pablo era
imitador de Cristo
Quien se formó en Pablo, siendo una persona con capacidad
intelectual, con capacidad de organizar, con un carácter firme, con una voluntad
casi perfecta.
Pero todo eso él lo desechó por amor a Cristo.
Cuando vino Cristo, te explicó que ocurre. Todo el
paquete que tiene su capacidad natural debe llevar la cruz de Cristo, y ponerlo
a que muera en la cruz de Cristo.
Cuando todo tu ser muere en la cruz de Cristo, resucita un
nuevo ser, ya no es tu personalidad, ahora es Cristo que se manifiesta a través
de ti.
Si es que, tienes orden, este orden Cristo lo va a administrar,
ya tu no querrás que las personas se parezcan a tu personalidad natural. Tú querrás
que las personas se parezcan a Cristo.
Porque imagínate, aquel
desordenados, desaseado,
viene a Cristo, queriendo buscar a Cristo, no queriendo buscar tus capacidades
naturales.
Cuando él recibe a Cristo, el tendrá que ser como Cristo y Cristo
lo llevará a ser una persona responsable, madura, que sepa cómo hablar, que sepa
cómo vestir.
Que no deje las cosas para después, qué sea aseado.
Es Cristo que lo va a llevar a todo eso, porque naturalmente
no lo tiene, y como no lo tiene naturalmente, tiene que apegarse a Cristo.
Pero tú casi lo tienes naturalmente, también tienes que apegarte
a Cristo, para que Cristo sea el que administre lo que tú tienes, porque si no
la ministra Cristo, la administra tu capacidad natural, y eso es muerte también.
Nada de lo que es natural es vida, nada.
Tu capacidad natural
tiene que morir, sea una capacidad elevada o por debajo de cero, sea que
estuviste en una universidad o sea si acaso llegaste a primer grado.
Tiene que
morir.
No te sientas menos por no haber obtenido una escolaridad
alta, tampoco te sientas más por haber llegado a la cúspide del conocimiento.
Por qué tanto el, como aquel, delante de Cristo, no cuenta tu
capacidad natural, cuenta cuando tú has muerto a Cristo, en la cruz, y que esa
capacidad tú la has puesto a los pies de Cristo, y Cristo empezará a
administrar todo lo que tengas.
Todos tus dones, es Cristo que lo administrará, entonces aquel
que esté al lado tuyo verá en ti a Cristo, y tratará de imitar a Cristo a
través de ti, y Dios lo llevará a imitar a Cristo, no a ti.
No te imitará a ti,
imitará a Cristo-
Pero porque muchos a veces son defraudados por aquella
persona que tiene muchas capacidades intelectuales.
Porque ven a la persona y no miran a Cristo, porque quién se
refleja en la persona es la misma persona natural y no cristo.
No mires la capacidad natural de algunas personas, mira a Cristo,
y Cristo te llevará a obtener de Cristo mismo todas las herramientas que tú
necesitas para actuar en nombre de Cristo.
Para hacer el trabajo que Cristo te llama, es Cristo
solamente que te lo puede dar.
No es la capacidad natural de nadie.
Por lo tanto, tú que eres desordenado, que dejas las cosas
para después, que no tiene eso sentido de responsabilidad, que no tienen
sentido de limpieza. El Señor te
está buscando para formarte.
Quién sabe pensaste que esto era un mensaje para decirte lo
malo que tenías, pero hoy yo te digo que, tu debilidad, el Señor la considera
para formarte, porque eres el candidato perfecto del cual Dios quiere formar.
Entonces siendo que eres el más desordenado del mundo, Cristo
te llama, siendo el más impulsivo del mundo, Cristo te llama.
Siendo aquel que las personas dicen que eres el peor, eres el
candidato ideal para venir a Cristo.
Siendo que eres la persona que el mundo desecha porque no
tienes moral, eres el candidato ideal para venir a Cristo.
Siendo que eres muy mal administrado económicamente, ven a Cristo.
El Señor tiene para darte a ti lo que tú necesitas.
El Señor tienes salvación principalmente para ti. Y al
recibir salvación y recibir de Cristo, acuérdate donde el Señor te saco.
Y siempre acuérdate que tienes que estar pegado a Cristo,
para que todas aquellas cualidades que naturalmente no tienes, sigan alimentándose
de Cristo.
Y aquél que tiene todas esas cualidades naturales, acuérdate
qué tienes que estar pegado a Cristo, para que sea Cristo que la administre, y
no tu capacidad natural.
Tanto el que se considera bueno cómo él que consideramos malo,
en Cristo hay lugar.
Si me considera una persona muy desordenada, que todo deja
para después, Cristo está llamándome para darme Él.
Porque Cristo murió por los que consideramos buenos, y por
los que consideramos malos. Cristo murió.
Hoy Cristo está llamando a todos, para hacer su salvador.
Hoy Cristo está llamando a todos, está abierta la puerta.
Como decimos mientras tengas vida, hay esperanza.
Y Cristo si ve tu corazón adecuado para recibir su salvación,
salvación recibirás de Cristo.
No pienses que eres menos, eres de Cristo.
Acércate a él. Entrega tu capacidad a él, y él hará lo que tenga que hacer en tu vida.
Que el Señor les bendiga.
Espero haberles sido de bendición.
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