lunes, 29 de noviembre de 2021

Como vencer ese pecado que nos asedia


“Como vencer ese pecado que nos asedia”

 

El señor nos dice en su Palabra:

Apartados de mí, nada pueden hacer. Juan 15:5

 

Ningún creyente por sí mismo puede vencer el mundo, su carne, los deleites.

Nadie puede vencerlo por sí mismo.

¿Cómo se realiza este proceso de vencer lo que no es del Espíritu de Dios?

 

Sí yo, por mis propias fuerzas, intento entender la Palabra, ésta llegara a mi conocimiento, y ese conocimiento no tiene la fuerza ni el valor para vencer lo que es espiritual.

 

Porque no estamos peleando contra carne ni sangre, sino contra huestes espirituales de maldad.

 

Entonces, yo soy carne, soy un ser humano, no puedo vencer lo que es espiritual, a no ser por el Espíritu de Dios.

El Espíritu de Dios llega a mí y me lleva a vencer ese mal.

Porque si mi carne intenta vencer este mal, simplemente lo estoy haciendo en mi voluntad, en mi carne, y no estoy permitiendo que sea el Espíritu de Dios que venza eso que está mal en mí.

 

Si intento vencer el mal por mí mismo, la gloria, será para mí, no será para el Espíritu de Dios, no será para Dios.

 

Estoy intentando vencer por mi propia fuerza, porque nunca la podré vencer.

Eso es una realidad y es un hecho.

El ser humano no puede vencer la naturaleza carnal.

 

Podrá adecuar ciertas condiciones que pareciesen reales espiritualmente, pero no son reales, son de la carne, la carne no prevalece contra el Espíritu, y la carne no vence lo que es espiritual.

 

Porque la carne está vendida al mal.

 

¿Qué ocurre? Tengo yo que permitir que el Espíritu de Dios gobierne mi espíritu, y esa decisión la toma el alma.

 

El alma decide que mi espíritu se rinda al Espíritu de Dios, cuando el alma se rinde, porque la que tiene el gobierno sobre el espíritu actualmente, en la condición en que nacemos, es el alma el alma.

La que tiene el gobierno sobre el espíritu, y no debe ser así, el plan original, lo original de Dios, es que el espíritu tenga gobierno sobre el alma, no el alma sobre el espíritu.

 

Entonces, como mi alma tiene gobierno sobre mi espíritu, no puedo vencer lo que es carnal.

 

 Ni tampoco puedo conocer las verdades espirituales a través de mi alma.

 

Espero haberles sido de bendición.


Que es ser hijos de Dios


¿QUÉ ES SER HIJOS DE DIOS?

Para muchos creer en dios es algo rutinario.

Para otros es algo ilógico.

Y muchos otros simplemente, no conocen todo lo que abarca creer en Jesús.

 

Veamos todo lo que repercute en la vida de los creyentes el creer en Jesús

 

Vamos primeramente qué es un creyente.

¿Será que todos los seres humanos son creyentes?

¿Todas las personas son hijos de Dios?

 

Primer punto: Veamos a ver cómo llegamos a ser hijos de Dios.

 

En 2 Timoteo 2:25 la Biblia nos dice:

Que con mansedumbre corrijas a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad y escapen del lazo del diablo en que están cautivos a voluntad de él.

 

La Biblia también nos dice en Salmos 3:8

La salvación es de Jehová, sobre tu pueblo sea tu bendición.

 

Estos versículos quieren decidir que la persona debe adecuar su corazón para recibir la salvación del señor.

Dios es el que concede el arrepentimiento a las personas.

Las personas se acercan a Dios porque el mismo les hace el llamado.

 

Cómo Dios les hace el llamando, las personas acuden a él.

Dios es el que hace ese primer llamado.

 

Dios es el que dio el paso de amor, amándonos primero.

Es Dios primero que nos lleva al arrepentimiento y nuestro corazón debe estar adecuado para recibir ese llamamiento y salvación de parte de Dios.

 

Dios nos llama para que seamos hijos de él.

Lo primero es el arrepentimiento.

 

Entonces la Biblia nos dice en Juan 1:12

Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre ni de voluntad de carne, ni de voluntad del varón, sino de Dios.

 

Dios, al llamarnos, nos revela nuestra condición de pescadores, y nosotros al ver la condición de pecadores, acudimos a él arrepentidos de nuestra naturaleza de pecado.

 

Creer en Jesús, es reconocer que en mí hay una naturaleza pecaminosa, es desechar esa naturaleza pecaminosa, eso es creer en Jesús.

No todos los seres humanos son hijos de Dios, porque en Juan 1:13, que acabé de leer dice:

Los cuales no son engendrados de sangre ni de voluntad de carne.

 

Todos somos engendrados de sangre y de voluntad de carne.

Pero sólo aquellos que nacen de Dios, son hijos de Dios.

 

Para nacer de Dios hay que pasar por el arrepentimiento, primeramente.

¿Y cuáles son las características de los hijos de Dios?

 

1 Juan 5:1 nos dice:

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios, todo aquel que cree que Jesús es el mesías es nacido de Dios, y todo aquel que ama al que engendró ama también al que ha sido engendrado por él.

En esto conocemos llamamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos.

 

La característica del hijo de Dios es que, guardan los mandamientos de Dios del Señor, de su Señor.

 

Dice el versículo 3 del 1 Juan 5:

Pues este es el amor a Dios que guardamos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos.

 

Reconoces un hijo de Dios por qué guarda la Palabra del Señor, porque guarda los mandamientos del Señor.

 

Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el hijo de Dios.

 

¿Qué ocurre cuando guardamos los mandamientos del Señor?

vencemos el mundo.

El MUNDO, NO PUEDO VENCERLO YO MISMO. Porque como acabé de leer, en 1 Juan 1:13 Los cuales no son engendrados de sangre ni de voluntad de carne.

 

Todo aquel que no tiene a Jesús en su corazón, no puede guardar sus mandamientos como a él le agrada.

 

Entendamos, sí yo intento agradar al Señor guardando por mi propia fuerza, por mi voluntad los mandamientos, eso al Señor no le agrada.

 

Que ocurren en todo esto, lo explicaremos más adelante.

 

¿Cómo crecen los hijos de Dios?

En 1 Tesalonicenses 4:9 nos dice:

Pero acerca del amor fraternal, no tenéis necesidad de que o se escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros.

 

 Ésta parte es la que enfatizó: “Porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios”

Tomemos esta parte sigamos con el siguiente versículo. 1 de Juan 2:27:

Pero la unción que vosotros recibiste de él permanece en vosotros y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe, así como la unción misma os enseña todas las cosas y es verdadera y no es mentira según ella os ha enseñado permaneced en él.

 

El Señor nos dice su Palabra:

 Apartados de mí, nada podéis hacer.

 

Ningún creyente por sí mismo puede vencer el mundo, su carne, los deleites.

Nadie puede vencerlo por sí mismo.

 

¿Cómo se realiza este proceso de vencer lo que NO es del no es del Espíritu de Dios?

 Si yo por mis propias fuerzas intento entender la Palabra, ella llegará a mi conocimiento, y ese conocimiento no tiene la fuerza ni el valor para vencer lo que es espiritual.

 

Porque no estamos peleando contra carne ni sangre, sino contra huestes espirituales de maldad.

Entonces yo soy carne, yo soy un ser humano, no puedo vencer lo que es espiritual, a no ser por el Espíritu de Dios.

 

El Espíritu de Dios llega a mí, y me lleva a vencer ese mal, porque si mi carne intenta vencer este mal, simplemente lo estoy haciendo en mi voluntad, en mi carne, y no estoy permitiendo que sea el Espíritu de Dios que venza eso qué está mal en.

 

Si quieres vencer el mal, quiere vencer todo pescado, tentación, si te has metido en problemas las decisiones que has tomado, hoy te presento a Cristo.

 

En Cristo se puede vencer, en Cristo el mal que habita en nosotros es reducido a nada, es reducido a servidumbre, el Señor lo toma en la cruz del calvario.

 

Ese pecado te habita en nosotros el Señor lo lleva la cruz del calvario y hay muere.

 

Te exhorto a que permitas que en tu corazón haya lugar para Jesús, él entra en tu corazón el día que tú adecues tu corazón para recibir la salvación de Él.

 

Te lo presento, él es Jesús, el vino para salvarnos, para liberarnos de esta naturaleza pecaminosa y dar una nueva naturaleza según Dios.

 

Él es Jesús, él quiere estar contigo, él quiere entrar y ser el dueño de tu corazón.

 

Él es Jesús.

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