viernes, 24 de septiembre de 2021

De acuerdo al Modelo Parte 2.


DE ACUERDO AL MODELO. PARTE 2

 

A veces vemos que nuestra vida es abatida por diferentes situaciones, diferentes problemas que nos golpean muy fuerte. Y cuando eso ocurre, nos sentimos que ya no hay más fuerza para continuar.

 

Nos sentimos de donde voy a tomar esa fuerza, ese aliento, ese ánimo.

 


Si tenemos hijos, nos podemos animar por ellos, por las cosas que tenemos a nuestro alrededor, nuestra casa, el carro. Todo puede ser un motivo para seguir adelante.

 

Pero después de tomar esos motivos que tenemos a nuestro alrededor, nos damos cuenta que, no son suficientes todavía para fortalecernos y mantenernos de pie.

 

Si es cierto que amamos a nuestros hijos, amamos a nuestros padres, amamos las cosas que tenemos.

 

Si somos cristianos, amamos el ministerio, amamos la iglesia.

 

 Si es que no asistimos regularmente a una iglesia, le pedimos a Dios que nos ayude, pero a pesar de todo ello, vemos que las cosas no mejoran.

 

La Biblia me ha mostrado un modelo de cómo vivir.

 

Mi vida no se rige por lo que yo mismo decida o quiera hacer, eso no es libertad. Si mi vida se rige por lo que yo decida hacer, en mi opinión de las cosas que quiera hacer, si soy yo mismo que dirijo mi vida, eso no es libertad, porque recordemos que nuestro ser está formado de tres partes: espíritu, alma y cuerpo, y nuestra alma está vendida al pecado.

 

Por lo tanto, si soy yo mismo que voy a decidir por cual camino debo andar, estoy dirigiéndome en base al pecado que está en mí, y eso no es libertad.

 

Libertad no es que yo mismo dirija mis acciones, eso es er esclavo del pecado que está en mí. Y ésta parte es la que muchas personas no tomamos en cuenta para dirigir nuestras vidas.

 

Mi vida, si la dirijo como yo quiero, soy esclavo del pecado que está en mí.

 

Para ser libre, no puedo dejar que mis decisiones sean basadas en mis propios criterios, porque siempre mis propios criterios están contaminados con pecado.

 

Al yo decidir qué camino debo tomar, como yo debo hablar, pensar, decidir por mis propios gustos, realmente lo único que estoy haciendo es dejar que mi vida sea dirigida con un fundamento de pecado y de maldad.

 

Ésta parte debemos tenerlas muy claras, yo mismo, en mi interior hay pecado y todo lo que brote de mí mismo será maldad, aunque sean ciertas manifestaciones de amor y de respeto hacia cual o tal persona, tendrá siempre una base de pecado y de maldad.

 

Pues la Biblia me dice: por cuanto todos pecaron, eso me indica que en mi hay pecado, y toda la expresión de mi vida, toda la expresión del hombre y dela humanidad está en esa base, de maldad, de pecado y egoísmo. Porque no hay bueno en mí, no hay nada que pueda aferrarme. Y no solamente en mí, sino en ésta tierra.

 

En qué persona puedo yo aferrarme o agarrarme para hacer el bien, si todos estamos excluidos de la gloria de Dios, por cuanto en nosotros hay mal. Que persona podrá ayudarnos a salir de todo éste mal.

 

Entonces donde pondremos nuestra mirada que hay una solución. La Biblia nos muestra que modelo debemos seguir, que debemos hacer en éstos casos donde nos sintamos acorralados. Hacia donde miremos, no hay nada de bueno.

 

Para salir de situaciones difíciles y obscuras que llegan a nuestras vidas causadas por nosotros mismos. Hay un camino, el camino es Cristo.

 

Se toma a Cristo como una religión o es solamente ir a la iglesia, esa es una decisión vana y superficial del mundo, y recordemos que el mundo nada bueno puedo ofrecernos, ni siquiera sus opiniones, comentarios y consejos acerca de Cristo.

 

Para conocer a Dios no podemos tener como base o fundamento los comentarios y opiniones del mundo, porque el mundo no conoce a Dios. El mundo no me puede llevar hacia Dios. Éste mundo no quiere saber de Dios. Éste mundo se aparta de Dios. Éste mundo cree conocer a Dios de acuerdo a el mismo y eso es esclavitud del mismo mal que habita en nosotros.

 

No podré jamás conocer lo que es de Dios teniendo como inicio lo que el mundo sabe y piensa que es Dios.

 

Puede haber muchas obras buenas que aparentemente nos pueden guiar a conocer a Dios, cuando realmente nos están guiando a nosotros mismo, al yo, a una autosuficiencia, nosotros no podemos creer en modelos mundanos acerca de Dios.

 

La única solución en nuestra vida es acercarnos a Dios, sino es así, no tendremos la salida ni veremos el camino hacia una libertad.

 

Como dije al principio, la libertad no es yo mismo, la libertad no está en mí mismo. La libertad está en Dios. Y como puedo yo llegar a Dios…

 

Entonces, si la solución es Dios, y yo quiero la solución, como hago para llegar a Dios, si el modelo que hemos conocido es equivocado de quien es realmente Dios. No tengo un modelo de cómo salir.

 

La solución la tiene Dios para mi vida, lo que yo conozco de Dios, no es realmente lo que es Dios, entonces, como puedo llegar a Dios.

 

Jesucristo dijo que él es el camino, y a ese camino hay solamente una forma de llegar, recuerda que, si tú no estás cerca de Dios, como puedes hacer para acercarte a Él. Jesucristo vino e hizo lo que el Padre le mandó para abrir el camino para que nosotros llegásemos a Dios.

 

En ese camino que Jesucristo vino y abrió, lo que está al principio del camino, es una CRUZ, sino pasamos por esa cruz de Cristo, no podremos entrar ni avanzar en el camino.

 

Para entrar y avanzar en éste camino, lo primero es pasar por la cruz, y que es pasar por la cruz, recuerda que dije que en nosotros hay pecado, que es lo que hace la cruz, esa cruz crucifica ese pecado, eso es lo primero para tener entrada en ese camino. Esa cruz es para mí mismo.

 

Si es cierto que Jesús murió en la cruz, pero tengo que ser crucificado juntamente crucificado con Cristo.

 

Entonces, es sencillo, acerquémonos a Cristo y arrepintámonos de todos nuestros pecados, porque para eso Él vino, para perdonar nuestros pecados y para así poder acercarnos confiadamente al trono dela Gracia.

 

Porque con pecados y maldades no podremos acercarnos a Dios, porque Dios es santo, pero cuando Jesucristo vino, rompió el velo que nos separaba a nosotros de Dios.

 

Ese pecado y maldad que traemos y está en nosotros es lo que nos aleja de nuestro Dios. Entonces lo primero que tenemos que hacer es un arrepentimiento.

 

Juan el Bautista dijo: Arrepentíos y convertíos, ese es el primer paso que debemos dar para acercarnos a Dios, Arrepentirnos.

 

¿Arrepentirnos de que? De la maldad que tenemos internas, no importando si haz cometido pecados o si ante tus ojos no has hecho nada malo, puedes tener muy buena opinión de ti, y puede ser que tú mismo pienses que todo está bien en tu vida.

 

No estoy refiriéndome a las acciones, sino que estoy refiriéndome al pecado que ya viene en ti. Porque nosotros hemos sido vendidos al pecado. Y eso es lo que Juan el Bautista le dijo a Jesús: He aquí el cordero de Dios que quita el pecado. El pecado que todo er humano trae en sí, porque fuimos concebidos en maldad.

 

Al acercarnos a la cruz y ser crucificados juntamente con Cristo, después de la cruz entonces tenemos vida, no es antes. Antes de la cruz podemos conocer a Dios en cuanto a nuestra carne, y creer que Dios es esto o lo otro, Dios no es lo que cada persona piensa que Dios es. Dios es uno, y para acercarse a Él, él trazó el camino, y al principio del camino está la cruz.

 

Arrepintámonos y acerquémonos a Dios, es sencillo. Es confesar delante del Señor que yo reconozco que en mi hay pecado.

 

Antes de la cruz podrás hacer muchas oraciones, podrás leer muchos versículos de la Biblia y podrás escuchar muchos consejos. Pero tienes que pasar por la cruz, y eso es inevitable y no hay otro camino. No hay un camino que nos pueda llevar a Dios sin pasar por la cruz.

 

Tienes que morir en la cruz, tienes que morir en la cruz. La cruz de Cristo es lo que abre el camino hacia Dios.

 

Y qué ocurre en esa cruz. Tú le entregas tu yo al Señor, le entregas tu vida al Señor, le entregamos lo que somos al Señor, le entregamos nuestra vida a Él. Y después de la cruz hay libertad.

 

Si conocemos a Jesús en esa cruz, significa que tenemos libertad. Dios nos creó, Dios nos hizo de acuerdo a un modelo, de acuerdo a Él mismo. Él nos creó para estar con él, él nos creó para adorarle a él. Ese es el propósito en el cual hay libertad.

 

Solamente con el plan original que él tuvo en el hombre, en ese plan original es donde hay libertad. El hombre no fue creado para vivir la vida que a la carne le agrada, para vivir las cosas del mundo, para vivir las cosas del mundo y en los delitos y placeres, en orgias, lascivias, enemistades, pleitos, murmuraciones, juicios y cosas que el mundo tiene. El hombre no fue creado para eso. El hombre no fue creado para vivir su propia vida, el hombre fue creado para vivir para Dios, esa es la definición de libertad.

 

Cuando Jesucristo viene y perdona tus pecados porque de tu boca salió arrepentimiento entonces, tienes libertad, no antes.

 

Vivir la vida que nos agrada no es libertad, es vivir la vida que Dios quiere que vivamos, es cuando la expresión del alma es realmente la original forma que Dios le dio al hombre para ser libre.

 

Fuera de Dios no hay libertad.

 

Y si en tu vida no existe esa libertad, sino que existe frustración, existe las cosas que éste mudo trae consigo como, por ejemplo, pierdes tu casa, tu esposa, tus hijos, empleo, esposo, y lo principal, pierdes tu felicidad, no tienes gozo, vives todos los días y no tienes paz, estas vivo, pero no hay deleite en ti, y no me refiero al deleite del mundo, porque tú y yo sabemos que son deleites pasajeros, duran poco tiempo.

 

Esos deleites no dan vida

 

La vida está después de la cruz, la vida está en Jesús.

 

Y entiende conocerás realmente a Dios después de la cruz porque el Espíritu Santo entonces vendrá a ti y te dará luz de quien es Dios, y conocer, confiar y caminar con Dios es libertad.

 

Para conocer a Dios solo Dios se revela así mismo. Entonces que hace la iglesia, el predicador, maestro o cantante cristiano. Nosotros sembramos la semilla a tu corazón, regamos esa semilla, pero el crecimiento de esa semilla lo da Dios, es solo tú y Dios.

 

Nosotros hacemos nuestro trabajo, porque ni el que siembra es algo, ni el que riega, sino Dios quien da el crecimiento. No soy yo ni es aquel, es Dios, él es el que importa, es tu relación con Dios.

 

Para eso he venido para decirte que Dios quiere tener esa relación de Padre e hijo contigo, pero debemos acercarnos a la cruz y después vamos a conocer quien realmente somos.

 

Después de la cruz viene una nueva naturaleza, ahora somos creados según Dios y su naturaleza.

 

Es un privilegio acercarse a la cruz porque la naturaleza de Dios está en nosotros, y las cosas que le agrada a Dios es lo que nos agradará.

 

Pero, he aquí una advertencia, al pasar por la cruz, al arrepentirte de tus pecados, viene salvación, pero querrá seguir manifestándose una vieja naturaleza, la naturaleza del mundo, esos delitos y pecados que cometíamos antes, van a querer seguirnos, y pueden hasta manifestarse, pero tú tienes que creer que todo fue hecho.

 

La nueva naturaleza va a contender con esa vieja naturaleza para hacerla morir cada día, por eso es importante que tú entiendas el conflicto que empieza después de la cruz con tu nueva naturaleza.

 

Pero no te preocupes porque digo la palabra conflicto y parecerá que conflicto es problemas, no te preocupes por el conflicto porque ya fue vencido. Jesucristo lo venció, nuestro trabajo es creer.

 

Si la vieja naturaleza llegase a manifestarse cree que ya fue vencida, fue muerta.

 

Cada día debemos tomar nuestra cruz y seguir adelante y hacer morir los deseos y pasiones de la carne.

 

Pero no pensemos que será con nuestras fuerzas, porque recordemos que somos humanos carnales y lo que estamos batallando es con huestes espirituales, no estamos batallando contra carne y sangre, por lo tanto, no te aferres a ti mismo, agárrate de Dios y él te llevara a vencer lo que él ya venció en la cruz.

 

Y caminar por este camino de santidad es un deleite, es fácil el yugo del Señor, no es difícil, no es como el mundo lo pone que estar en Cristo es difícil, recuerda que ese es un pensamiento del mundo, ese es un pensamiento satánico para que tú te desanimes antes de empezar la carrera.

 

Pero éste camino del Señor no es difícil. Su yugo es fácil, tu puedes llevarlo, pero no será en tus fuerzas, será el Señor que te ayudará día tras día. ¿Que habrá caídas? Puede que haya caídas y resbalones, pero siempre volvamos a la fuente nuevamente, nuestro abogado es Cristo, y cuenta mucho con la intención con que tú vas perseverando en éste camino.

 

Dios apartará de ti toda maldad. Él te librará de todo mal, pero debemos andar en la vida de comunión con Dios, ¿Y cuál es la vida de comunión con Dios? Al levantarte ora, debemos orar, debemos orar y debemos orar, no hay otra forma de perseverar en éste camino, debemos orar.

 

Si no llevamos una vida de oración, tendremos pérdida. Si al levantarnos lo primero que hacemos no es dirigirnos a nuestro Padre para presentarnos como un sacrificio vivo delante de Él, sufriremos pérdida y sentiremos pesada la carga, y pensaremos que lo que decía el mundo es verdad.

 

Pero si tú te levantas y perseveras en esa vida de oración y permaneces orando siempre, en todo momento, en todo lugar, tu vida tiene que ser un altar siempre donde haya gratitud, haya ese agradecimiento hacia Dios, haya esa súplica hacia Dios. Siempre el altar de tu oración debe estar encendido.

 

Debemos orar, debemos siempre postrarnos delante de Él y orar, esa es la vida del cristiano, la oración. Y la oración cuando se llega al conocimiento de que delante de quién estás, se hace placentera, no es gravoso orar. Es un deleite presentarte delante de aquel que hizo el universo, ante aquel que perdonó nuestros pecados, ante el Rey de toda la creación, es un privilegio. Y llegamos y le presentamos nuestras situaciones diarias, oramos a Él y le pedimos que nos guarde de todo mal y que nos dé el pan de cada día, le honramos y sobre todo le adoramos.

 

Adorar a Dios en oración, en intimidad, solo tú con él, es una expresión de amor, de que tú le amas.

 

Está bien colocar alabanzas en la oración, y guiarse por esas alabanzas, eso está bien, pero ese no es el modelo, puedes hacerlo, pero no es el modelo.

Canta la canción de tu corazón hacia él. El modelo es que el viene a buscar adoradores en espíritu y en verdad, ¿y cuál es la canción que a Dios le agrada? La canción que a Dios le agrada es aquella que sale de tu interior, de tus experiencias con él, de tus vivencias con el cada día, de lo que más nadie puede darle solamente tú, esa honra, esa alabanza, ese agradecimiento en la adoración.

 

Y es una oración que no nace de ti, porque recuerda que dije que en nosotros hay maldad, por lo tanto, esa adoración no nace de ti, esa adoración nace del Espíritu de Dios que se conecta a tu espíritu y expresa la gratitud de corazón. El Espíritu Santo sabe cómo expresar la gratitud que hay en nuestros corazones, porque Él que forja, Él es el que le da forma, el que le da molde a nuestra adoración.

 

Esa adoración nace en él, en el Espíritu de Dios que se conecta a nuestro espíritu, y nuestra alma expresa esa adoración que es en espíritu y en verdad.

 

Tus experiencias con Dios son la mejor canción, dáselas a él.

 

Y después tu podrás cantar la canción que tú quieras, pero que nunca falte la canción que sale de tu corazón en oración a Él, si quieres cantar canciones de cantantes cristianos una o más tiempo, cántalas, pero que no falte tu adoración expresando tus experiencias con él, expresando tu conocimiento de él.

 

Cántale desde el espíritu la expresión de tu corazón, un corazón que ha aprendido a caminar con Él, que está aprendiendo a darle gracias.

 

Ese es el camino, cuando conoces el camino que es Jesús, entonces podrás conocer al Padre, y allí es donde hay completa libertad, cuando tú conoces al Padre.

 

ESPERO HABERLES SIDO DE BENDICIÓN

https://youtu.be/qbgC82-txYg

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