Vivir con Propósitos
en la Vida
¿Quién me creó?
¿Para qué fui
creado?
¿Quién pidió
que yo fuera creado?
Fuiste creado
por Dios y para Dios
y hasta que no
logres entenderlo y aceptarlo, la vida no tendrá sentido para ti.
Esta verdad
cada día dará vueltas y vueltas en tu cabeza, hasta que la bajes a tu corazón.
La única manera
cierta de saber su propósito sería de preguntarle al inventor, la persona que
lo creó, o leer el manual del usuario. Lo mismo pasa con la vida. La Biblia es
el manual del usuario de la vida y tu Creador es Dios.
Piense en un
cuaderno. Está diseñado para escribir en él. Para eso fue creado. Ahora imagine
que al cuaderno nunca se le da uso. Solo está guardado en la maleta. Al
cuaderno no le importa.
Pero ahora
imagine ese mismo cuaderno con un alma, consciente de sí mismo. Pasan y pasan
los días y él sigue en la maleta. Se siente extraño adentro, pero no está
exactamente seguro porqué.
Algo falta,
pero no sabe que es.
Entonces un día
alguien lo saca de la maleta y lo usa para escribirle unas cuantas líneas. El
cuaderno está muy feliz. Al cuaderno le encanta ser usado. Sin embargo, al
finalizar el día, aún no se siente realizado. El tener unas cuantas líneas de
escritura fue entretenido, pero no fue suficiente. Algo falta todavía.
En los días
siguientes es usado a menudo. Escriben versos, palabras que levantan, que
alientan. Sin embargo, aún se siente no realizado. Ansía más acción. Quiere que
lo usen tanto como sea posible para edificar, levantar, prosperar, impartir
sabiduría, porque está viendo que falta mucho.
Ahora entiende
para que fue verdaderamente diseñado.
Hemos sido
creados a la imagen de Dios para tener una relación con él. Tener esa relación
es la única cosa que va a satisfacer esencialmente nuestras almas. Hasta que
llegamos a conocer a Dios, habremos tenido muchas experiencias maravillosas,
pero no nos hemos realizado. Hemos sido usados para algunos nobles propósitos,
pero no para el que fuimos esencialmente creados, no para el que a través del
cual encontraremos: la mayor realización.
Una relación con Dios es lo único que calmará nuestros anhelos. Jesús dijo, Yo soy el pan de vida: el que a mi viene, nunca tendrá hambre; y el que en mi cree, no tendrá sed jamás." Estamos hambrientos y sedientos en la vida hasta que llegamos a conocer a Dios. Tratamos de "comer" y "beber" toda clase de cosas para satisfacer nuestra hambre y sed, pero no obstante ellos NO permanecen.
Generalmente
cuando dejamos a Dios afuera, tratamos de realizarnos en cosas que no tienen
que ver con Dios, pero nada logra satisfacernos. Pasamos "comiendo" o
"bebiendo" más y más, erróneamente pensando que "más es la
respuesta al problema, sin embargo, no estamos nunca completamente satisfechos.
Nuestro mayor
anhelo es conocer a Dios, tener una relación con él... ¿Por qué?
Porque esa es la manera como hemos sido creados.
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