La Importancia de una Buena
Reputación. De un Buen Testimonio.
SEGUNDA PARTE
El secreto de
tener un buen testimonio es de entender que no podemos lograrlo con nuestros
propios esfuerzos, sino tenemos que entregar la lucha a Dios, para que él nos
dé de su poder, y podamos vivir en victoria.
Dios nos da de
su poder porque la promesa de ÉL es que cada creyente TIENE el Espíritu de
Promesa y Poder para siempre morando adentro de sí desde el momento que
creemos.
Hechos 1 8. Pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos.
Pablo encontró
este secreto cuando dejó de obrar en la carne, y dejó que Dios manifestara su
poder en él.
2 Corintios
12 9 al 10.
Y me ha
dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por
tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las
debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
El secreto es
de dejar que Dios tome el control de nuestras vidas, seguir lo que ÉL manda en
su Palabra, y dejemos de tratar de entender todo y controlar todo.
Simplemente
obedecemos a Dios en todo.
Para hacer esto
tenemos que ser dedicados a estudiar la Palabra de Dios, entenderla, y vivirla
siempre por medio de nuestras vidas.
Primera de Samuel
2 26.
Y el joven
Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres.
Lucas 2 52.
Y Jesús
crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.
Lucas 24 19.
Jesús
Nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios
y de todo el pueblo.
Romanos 14
18.
Porque el
que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.
Segunda de
Corintios 8 21.
Procurando
hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de
los hombres.
1 Timoteo 6:14
Observa lo
que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la
Manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Efesios 5:5
al 6
Porque
sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene
herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas,
porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
Son muy amenazadores
los muchos pasajes como éste donde Dios prohíbe y desmiente la idea que los
cristianos con pesadísimos testimonios realmente son salvos.
De caer en
pecado ocasionalmente es algo que puede suceder.
Primera de Juan
1 8 al 10.
Pero la gente
que practica el pecado no son salvos.
Al verdadero
cristiano su testimonio le importa mucho, y entonces lo cuida celosamente.
El que practica
el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto
apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 1 Juan 3:8-9
¿Cómo es tu
testimonio, el impacto del ejemplo de tu vida en las vidas de los demás que te
observan? Esto es tu testimonio
Hay un gran
peligro en querer caminar sólo delante de Dios, como también en querer caminar
sólo delante de los hombres. Un equilibrio aquí es deseable.
Muchos de los
que dicen caminar delante de Dios solamente y no delante de los hombres,
supuestamente para agradar a Dios y no agradar a los hombres, siguen un camino
individualista.
Ellos tienen un
gran concepto de sí mismos, y piensan que solos pueden dar las batallas de Dios
y abrirse su propio camino.
Aún más, ellos
quieren hacerse un nombre, por lo que no aceptan el contrapeso que significa la
presencia de otros hombres de Dios a su lado, sirviendo juntos.
Esta expresión
aparentemente tan espiritual de andar delante de Dios y no delante de los
hombres, es muchas veces una excusa para seguir el camino del error, y para
sembrar mortales herejías.
Muchos falsos
profetas que han salido por el mundo han tomado este camino.
El otro extremo
es tan peligroso como el anterior.
Si caminamos
delante de los hombres y no delante de Dios, entonces somos hipócritas.
Buscar agradar
a los hombres sin tomar en cuenta a Dios es un pecado grave en un siervo de
Dios.
Quien toma por
este camino, rápidamente será excluido de la carrera, o bien se transformará en
un siervo de los hombres.
El hombre de
Dios ha de andar delante de Dios y delante de los hombres.
Espero haberles sido de bendición.
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