Soportando la misma deshonra que Él
sufrió
Así
como Jesús también sufrió fuera de las puertas de la ciudad, para santificar al
pueblo por medio de su propia sangre.
Por
tanto, salgamos hasta él, fuera del campamento, soportando la deshonra que él
soportó.
¿Que
la Biblia nos quiere decir con?: Suframos la misma deshonra que él sufrió
¿Estaremos
dispuestos a sufrir la misma deshonra que el Señor sufrió?
¿Estaremos
dispuestos a pagar ese precio que el Señor pagó?
Vemos
en el evangelio hoy en día, que se nos habla de muchas cosas suaves y fáciles
de lo que es el evangelio.
Pero
cuando se va a la Palabra, se conoce realmente hasta donde está el precio que
hay que pagar en éste camino.
Miremos
cuál es el precio que hay que pagar en éste camino.
Ésta
palabra es para todos aquellos que están dispuestos a el precio de estar en
éste camino.
La
Biblia dice: (Isaías 53)
Nos
habla del precio que tenemos que pagar junto con Jesús, para estar en éste
camino.
Es un
camino de gozo, felicidad y deleite en medio de todo esto descrito.
Isaías
53
¿Quién
ha creído a nuestro anuncio?
¿y
sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?
Subirá
cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él,
ni hermosura;
Así el mundo nos ve, no
hay hermosura en nosotros, los que seguimos el Camino del evangelio, no hay
ningún parecer de belleza en nosotros.
Éste es el precio que
hay que pagar
le veremos, más sin atractivo para que le deseemos.
No hay atractivo en nosotros
ante los que se pierden.
Despreciado
y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y
como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Despreciado y desechado
entre los hombres
Éste es el precio
Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le
tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Al ver un enfermo, un
abatido, nosotros en nuestro ser nos presentamos delante de Dios como aquel
abatido, como aquel que está sufriendo.
Como aquel
menospreciado.
Nosotros llevamos
delante de Dios todas aquellas cargas que están sufriendo, como si nosotros
mismos la cargásemos.
Y nos presentamos
delante de Dios por aquellos que están caídos.
Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le
tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Nosotros debemos llevar
en nuestro ser aquellas enfermedades.
No es simplemente orar
por los enfermos, es llevar sus enfermedades en nuestro ser, en nuestro
interior.
Es presentar delante de
Dios y entregarle ese sufrimiento que están pasando aquellas personas.
Es llevar sus
enfermedades en nuestro ser y así presentarnos delante de Dios, como nosotros mismos
enfermos, como nosotros mismos abatidos.
Es presentarnos delante
de Dios
Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores
Es llevar en nuestros
cuerpos aquellas enfermedades de los que están sufriendo y presentarlas delante
de Dios como nosotros mismos enfermos.
Pero esto, no es una obra
de nosotros mismos, ésta es la obra del Espíritu de Dios que hace en nosotros
esa empatía con aquel que está en una cama de hospital.
Y nosotros nos
presentamos delante de Dios, como ese sacrificio vivo y agradable y presentamos
aquellas enfermedades como nosotros mismos enfermos.
Mas
él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo
de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Es cuando veamos algún
mendigo en la calle o algún rico poderoso, o alguien que está sufriendo,
alguien que está herido.
Alguien en rebelión,
todos los que están en pecado.
Es presentarnos delante
de Dios por aquellas personas que están pasando por sufrimientos.
Y decirle: Señor,
perdona nuestras rebeliones.
Aunque nosotros no
hayamos pecado, aunque estemos viviendo en santidad.
Es presentarnos delante
de Dios, llevando las cargas de aquellas personas.
Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas
Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado
él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como
oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Esto es soportar la
deshonra que él soportó como nos dice en Hebreos.
Es cuando veamos a aquel
que está hablando de una forma errada del evangelio, que está predicando de una
forma equivocada y le da una interpretación errada a la Palabra.
Es llevar en nosotros
aquella persona y decir: Señor, ten misericordia y condúcelo al camino
correcto.
Es llevar ese error
delante de Dios, como si nosotros mismos estuviésemos equivocados y
presentarnos delante de él y decirle: Señor, estoy angustiado y afligido.
Y no abrimos nuestras
bocas para hablar mal de aquellas personas, sino que decimos: Señor,
perdonanos.
Es cuando veamos que
alguien está equivocado, y decir Señor, perdona nuestro error.
Perdonanos, porque hemos
pecado delante de ti, y no conocemos realmente tus caminos.
Es llevar en nuestro
ser, aquella carga del perdido, como si nosotros mismo estuviésemos perdidos.
Es llorar literalmente
con nuestros ojos desde nuestro corazón por aquel que no te conoce, como si
nosotros no te conociésemos.
Hacernos al perdido, su
luz, llevarlo a Cristo, clamar por él.
Mostrarle la verdad con
nuestra vida, con nuestra intercesión, con nuestra oración.
Clamar por aquel
perdido, como si nosotros mismos estuviésemos perdidos.
Llevar en nuestro ser
esa carga del que se pierde.
Como si no estamos
respirando y nos falta el aire y nos ahogamos.
Así debemos clamar
delante del Señor.
Eso es SOPORTAR LA
DESHONRA QUE ÉL SOPORTÓ.
Porque cuando él estaba
en la cruz, todos nuestros pecados estaban en él.
Así debemos cargar
nosotros, como si nuestro ser llevase aquella carga del que está perdido.
Nos gozamos en Dios, nos alegramos en su salvación.
Pero al ver un perdido,
sufrimos con aquel que está perdido.
Y llevamos delante de
Dios todas esas afrentas, todo ese dolor.
Aquella mujer que no
tiene con que alimentar a sus hijos.
Aquel padre que ha
perdido su hogar, ha perdido el respeto de sus hijos, ha perdido todo.
Es llevar ese dolor
delante de Dios, como si nosotros perdimos todo.
Como si no tuviésemos
nada, así debemos clamar a él.
Como si nuestra vida
estuviese perdida y pedir socorro.
Es decir: Señor,
socorrenos, porque estamos perdidos sin ti.
Es hacer empatía con
aquel que no te tiene.
Eso es SOPORTAR LA
DESHONRA QUE ÉL SOPORTÓ
Perdidos, angustiados,
sin hogar, sin techo, sin familia.
Porque llevamos en
nuestro ser el peso de aquellas personas que no te conocen.
Porque llevamos en
nuestra vida la muerte que llevan aquellas personas por no conocerte.
Porque sufrimos en
nuestro ser el sufrimiento que conlleva no conocerte.
Y le decimos: Señor,
perdonanos, por nuestros errores.
Nuestras vidas están en
santidad, nuestras vidas están en rectitud.
Caminamos fielmente con
el Señor.
Podemos resbalar y nos
volvemos a parar.
Pero no olvidamos aquel
perdido, no olvidamos lo que conlleva no conocer a Cristo, sufrimiento y muerte
eterna.
Y al saber lo que
conlleva aquel camino de perdición, nuestras almas y espíritus se conmueven al
ver la ciudad perdida, al ver tanto pecado.
Al ver que no consideran
al Señor.
Al ver con la facilidad
con que adoran dioses.
Al ver como se
prostituyen en la idolatría.
Al ver como caen en la
hechicería.
Nuestras almas se
duelen, al ver tanta maldad y pecado.
Y clamamos delante de Dios por aquellas almas que no te conocen
Por
cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue
cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue
herido.
Y
se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte;
aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Con
todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
Cuando
haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos
días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
Verá
el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento
justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
Por
tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos;
por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores,
habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
SOPORTANDO LA DESHONRA QUE ÉL SOPORTÓ
El
Señor nos guie a éste conocimiento de soportar la deshonra que él soportó.
Salgamos
para fuera de las puertas de la ciudad, para santificar al pueblo por medio de
su propia sangre.
Espero
haberles sido de bendición.
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del Video en Youtube
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